Una segunda oportunidad sonríe a las madres adolescentes de La Paz

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La Paz, marzo 2017.- Ella tenía 19 años en ese entonces y ahora asegura que de nada se arrepiente, pues su bebé es su fortaleza y la luz de sus ojos. Sin embargo, los primeros días fueron duros y se tuvo que enfrentar a algunas miradas de gente que la veía en la calle con crítica y censura.

La situación comenzó a dar un giro cuando leyó un aviso en un periódico sobre los procesos de formación y capacitación que ofrece el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) a madres adolescentes de 14 a 20 años.

Así, llegó al programa Segunda Oportunidad, a cargo de la Dirección de Coordinación de Políticas de Igualdad y que desde 2015 cambió la vida a más de 100 madres adolescentes.

Jackelin de ojos grandes y la piel canela, cuenta que a medida que crecía su vientre estaba consciente que su bebé traería consigo retos financieros. Por lo que el programa le cayó como anillo al dedo, pues la idea es que las madres jóvenes puedan aprender un oficio, como gastronomía o peluquería, que les reditúe ingresos de forma rápida.

Según la directora de Coordinación de Políticas de Igualdad, Heidi Mendoza, el objetivo de este programa es fortalecer el desarrollo personal, formativo y productivo de madres adolescentes, a través de acciones que les permitan lograr mejores condiciones de vida, tanto a ellas, como a los de su entorno.

“La Dirección se centra en cuatro programas que buscan reducir las formas de violencia a partir del trabajo con la prevención. Uno de ellos es Segunda Oportunidad, que rompe la idea de que una mujer embarazada pueda soportar maltratos por tener un hijo o por tener una pareja que no es el padre de sus hijos. Es por eso que impulsa a que las adolescentes sean capaces de pararse por ellas mismas y mirar hacia adelante, porque les explicamos que es una situación que va a pasar”, indica Mendoza.

El embarazo adolescente es una problemática cercana para La Paz. Datos de la repartición edil reflejan que tres de cada 10 adolescentes se embarazan, ya sea por no haber usado un método anticonceptivo o por haber sido víctima de una violación. Además, un informe del Ministerio de Salud, refleja que en Bolivia cada día 11 adolescentes de entre 10 y 15 años se embarazan.

Para acercarse a este grupo poblacional, el equipo de la Dirección de Coordinación de Políticas de Igualdad visita unidades educativas, centros de salud y medios de comunicación para difundir el programa.

La premisa es brindar oportunidades a las madres jóvenes. De ahí que el programa les ofrece cursos de peluquería y gastronomía que se realizan de forma gratuita los martes y jueves en las mañanas, de 9.00 a 12.00 y en las tardes, de 15.00 a 18.00, en la Casa de la Oportunidad ubicada frente a la ex Estación Central. Más datos en la nota de apoyo.

Por ejemplo Jackelin se capacitó en los cursos de gastronomía que dicta la chef Gabriela Pacosillo dependiente de la Alcaldía. Allí, aprendió pastelería y comida rápida. Este año, la novedad será chocolatería.

La Comuna ofrece también talleres de peluquería gracias a la colaboración de Cristina Spa donde las adolescentes aprenden a realizar desde lavado de cabellos, cortes y peinados hasta cuidados faciales. “Ella misma (la propietaria del spa) les da las capacitaciones e incluso les ofrece la posibilidad de hacer pasantías y trabajar en este negocio”, indica Mendoza.

El programa cuenta también con el apoyo de Solidar Suiza – Ayuda Obrera Suiza (AOS), que permite la compra de insumos para los talleres; de Aldeas Infantiles SOS, que ayudó a equipar la guardería y de la esposa del Alcalde Luis Revilla, Maricruz Ribera, quien trabajó desde el inicio para que el programa cobre la fuerza que tiene hoy en día.

Además este año, se realizarán alianzas con distintas instancias del GAMLP, como la Secretaría Municipal de Desarrollo Social con el Instituto de la Juventud, o la Secretaría Municipal de Desarrollo Económico con los Centros de Innovación Tecnológica (CITE) de Joyería y Cerámica, informa la   coordinadora del Proyecto Segunda Oportunidad, Matilde Peres.

“La idea es que si las adolescentes requieren servicios de salud, se las deriva a los Hospitales Municipales, o también a los centros infantiles municipales o a las Defensorías. Además con los talleres prácticos se pretende empoderar a las mujeres para que tengan la opción de trabajar y generar ingresos económicos”, comenta Peres.

Guarderías

Segunda Oportunidad facilita que las madres continúen con los talleres gracias a que el programa ofrece a las adolescentes una guardería totalmente equipada para dejar a los pequeños.

El lugar cuenta con un grupo de parvularios y psicólogos que cuidan a los hijos y, al mismo tiempo, trabaja en la estimulación temprana de los niños.

“Una de las facilidades que se les da a las madres para que puedan ir a los talleres con sus hijos son las guarderías. Se trata de un espacio de cuidado de sus hijos para que ellas se puedan capacitarse(…) Otra característica importante del programa es que entre las adolescentes se crea una red, porque se identifican entre ellas y encuentra empatía”, explica Peres.

Además, con el programa las madres amplían su círculo cercano, se siente aceptadas y ganan autoestima. “También realizamos talleres y charlas dinámicas con temas de autoconocimiento, autoestima, valores, toma de decisiones que les motiva a seguir adelante para la construcción de su proyecto de vida”, explica Peres.

Jackelin y otras jóvenes no se quedan atrás y quieren seguir aprendiendo. Por ejemplo, la joven madre comenta que ahora se inscribirá en los talleres de peluquería.

Beneficio familiar

El programa no sólo beneficia a las madres adolescentes y a sus hijos, sino también de forma indirecta al resto de la familia, resalta la encargada de comunicación de la dirección, Verónica Arana.

Además, el año pasado se incursionó en el trabajo con las parejas en la corresponsabilidad del cuidado paternal.

De esta manera la relación familiar mejora y se afianza. Tal es el caso de Jackelin quien cuenta que si bien siempre hubo armonía con sus padres, ahora hay más confianza y complicidad y, de parte de ella, agradecimiento hacia sus progenitores porque reconoce el sacrificio que hicieron.

“Yo le dije a mi hija que todo se puede, cuando uno quiere y se esfuerza, puede lograrlo. Ahora la veo feliz, con nuestro nietecito y me lleno de satisfacción”, dice su mamá Rosmery Vargas, la primera en saber del embarazo y quien brindó su apoyo desde el comienzo.

 

Fuente: AMN

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