Hacia una política de Responsabilidad Social

Artículo de Opinión.-

Ricardo Pinell Valcarcel*.- En el “Encuentro Internacional de Responsabilidad Social” organizado por el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural el 25 y 26 de noviembre, uno de los temas planteados por el público de manera reiterada, fue la necesidad de que desde el Estado se norme la Responsabilidad Social. Al respecto, es importante entender que la Responsabilidad Social es una cultura en la que las organizaciones buscan aportar de manera voluntaria al desarrollo sostenible de la humanidad en armonía con la madre tierra, esto no se logra con la promulgación de una norma de carácter obligatorio ni siquiera del mayor nivel jerárquico de nuestras leyes, lo que corresponde es diseñar una política pública que ayude a este fin.

El pedido realizado por el público es una aspiración legítima, sin embargo es necesario entender que el carácter cultural de la Responsabilidad Social, va más allá de lo meramente normativo, de hecho la teoría de la Responsabilidad Social sostiene con bastante razón que normar excesivamente la responsabilidad social no se puede y es contrario a los fines que se persiguen.

Para entender mejor el tema, corresponde diferenciar las normas de carácter legal cuyo incumplimiento acarrea algún tipo de sanción de aquellas normas de carácter social cuyo cumplimiento o incumplimiento no es obligatorio y se da en el campo voluntario de actuar de las personas o las organizaciones; la Responsabilidad Social es parte de este segundo campo de comportamiento.

Partimos del principio de legalidad que establece que la organización cumple plenamente con toda la normativa legal obligatoria pertinente, y se considere socialmente responsable cuando además de practicar el mandato legal voluntariamente trabaja de manera sistemática en la defensa y promoción de los derechos humanos y laborales, la protección y cuidado de la madre tierra, prevención contra el cambio climático y actúa de manera ética y transparente tomando en cuenta a sus partes interesadas.

Lo voluntario es lo que hay que fortalecer desde la implementación de una inteligente política pública de Responsabilidad Social; a nivel internacional, son cada vez más las organizaciones sociales y los gobiernos que han entendido que esta nueva cultura es una muy buena forma de relacionar y armonizar los intereses de las organizaciones de lucro (empresas) con aquellas otras que no tienen este fin, los estados y el conjunto de la sociedad civil.

Otro elemento importante que se debe buscar es que algunas organizaciones –principalmente las que tengan fines de lucro- no utilicen la Responsabilidad Social simple y llanamente como un elemento más de sus estrategias de marketing y mercadeo; esto implica que las organizaciones que se declaran socialmente responsables deben serlo en su esencia de forma holística e integral en todos los aspectos de la organización y no sólo en determinado aspecto, llámese este “política”, “programa”, “proyecto” u otro nombre de responsabilidad social.

Para ello se manera enunciativa y no limitativa se considera que la política de responsabilidad social debería:

1. Desarrollar la conciencia ciudadana de manera que la sociedad reconozca, valore y recompense los comportamientos socialmente responsables. Lo que se propone es priorizar la madurez social de comprender la responsabilidad social, para que la sociedad civil sea un demandante formado y exigente en este aspecto.
2. Considerar que de igual manera que al interior de las organizaciones la responsabilidad social debe ser holística e integral en la sociedad debe ocurrir lo propio, es decir se debe fomentar que todo el conjunto de la sociedad sea y valore la responsabilidad social como su cultura, su forma de ser, su esencia.
3. Como política pública la Responsabilidad Social es transversal, es decir, debe estar presente en todas las organizaciones y niveles del Estado como parte de su cultura, los más altos niveles de gobierno no sólo deben estar comprometidos con este paradigma sino que deben ser socialmente responsables y liderar el proceso.
4. La conceptualización de Responsabilidad Social es un proceso, no es un concepto que empieza a funcionar de un momento a otro, se logra de forma progresiva con iniciativas simultáneas.
5. La Responsabilidad Social no es un sustituto de las responsabilidades del Gobierno ni de cada organización particular.
6. La Responsabilidad Social no debe debilitar la capacidad de las organizaciones para operar productivamente, socavar esta capacitad es contrario a la propia sociedad y al Gobierno (menos trabajo, menores impuestos, ineficiente asignación de recursos, baja de la competitividad, entre otros). Este aspecto es central en fundamentar el por qué la RS debe ser voluntaria.
7. Se deben generar mecanismos de control y evaluación de los Reportes de Sustentabilidad o Memorias de Responsabilidad Social.

Ahora que el Gobierno nacional ha tomado un rol más activo en la atracción de inversión extranjera directa que permita mantener e incluso mejorar los niveles de crecimiento económico y desarrollo social, la política de responsabilidad social se hace más necesaria y debería impulsarse desde los mayores niveles del Gobierno, a nivel de Presidencia o Vicepresidencia.

La política pública de Responsabilidad Social debe velar porque lo que las organizaciones reportan que hacen como Responsabilidad Social sean consistente con la normativa internacional más avanzada en términos de desarrollo social y desarrollo sostenible y no simplemente una parte de su estrategia de marketing, parafraseando a los europeos “La Responsabilidad Social es voluntaria, pero no arbitraria”, esto debe contribuir a reducir o eliminar alguna ambigüedad que puede tener el concepto y que permite su mal uso.

*Ricardo Pinell Valcarcel es especialista en RSE

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