Cecilia Campero: Objetivos de Desarrollo Sostenible; El Rol del Sector Empresarial

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Cecilia Campero El presente artículo constituye una primera aproximación y análisis sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Tanto en ésta como en próximas publicaciones, VALORARSE, analizará el rol específico que las empresas pueden asumir entorno a los ODS, algunas de las herramientas que pueden utilizar y ejemplos sobre acciones específicas que pueden llevar a cabo para contribuir al logro de los objetivos. Con estas publicaciones VALORARSE busca generar conocimiento sobre la materia y motivar al sector empresarial a entender y ver a los ODS como una nueva oportunidad para tomar acción y generar cambios e innovaciones necesarios.

Empecemos conociendo la iniciativa. Bajo el lema “transformemos el mundo”, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas pretende que mediante el cumplimiento de 17 objetivos, que precisamente han sido denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), durante un periodo de 15 años (2016-2030) la comunidad internacional se comprometa a  cumplir esta agenda que gira entorno a cinco ejes centrales: Planeta, Personas, Prosperidad, Paz y Alianzas (denominados en inglés, las 5 P: Planet, People, Prosperity, Peace, and Partnership), con el fin de erradicar la pobreza, extender el acceso a los derechos humanos, lograr un desarrollo económico sostenible, igualitario y respetuoso con el planeta y los recursos que ofrece.

Los ODS nacen de la experiencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) suscritos en el año 2000 por los países en vías de desarrollo, con límite temporal en el 2015.  De acuerdo al Informe de Resultados de los ODM publicado por las Naciones Unidas, se alcanzaron logros significativos en muchas de sus metas en diversas partes del mundo, incluyendo Bolivia. Sin embargo, el progreso ha sido desigual a través de las regiones y dentro de los mismos los países, dejando enormes brechas.[i]

Es así que los ODS pretenden superar esas brechas e ir aún más lejos, siendo más participativos, ambiciosos y, por supuesto, universales. Esta nueva agenda también considera por primera vez a las empresas como actores claves en este movimiento global para alcanzar las metas planteadas por los ODS.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible han sido redactados en un proceso de consulta internacional sin precedentes y a través de múltiples grupos de trabajo, donde participaron todos los sectores (gobiernos, sector privado, organizaciones de la sociedad civil, expertos en desarrollo y academia), coordinados por las Naciones Unidas. Todo este proceso comenzó en el 2012 y finalizó con su anuncio formal, mediante la aprobación de los 193 estados miembros de la Asamblea de las Naciones Unidas el 27 de septiembre del 2015. El objetivo de este proceso participativo de consultas previas era lograr que los diversos actores se apropien de los nuevos objetivos y se comprometan con los mismos para hacerlos realidad hasta el año 2030.

No obstante, los diversos grupos de interés que participaron en el proceso, obviamente fueron presionando para asegurarse que “sus temas” estén incluidos en la agenda. Al involucrar a tantos participantes, parecería que hubieran intentado contentar a todos ellos, obteniendo como resultado una lista larga de 169 metas y 230 indicadores globales (presentados en mayo 2016 por la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas)[ii], que parecen perder de vista el horizonte final.

En línea con lo antes mencionado, los ODS son más ambiciosos que los ODM porque incorporan temáticas nuevas como el cambio climático, el consumo responsable, la paz, la justicia e intentan aclarar que la prosperidad económica debe ponerse al servicio de la mejora del bienestar, la calidad de vida y la expansión de la libertad.

Finalmente, los nuevos objetivos presentan la singularidad de instar a todos los países, ya sean ricos, pobres o de ingresos medianos a participar en su cumplimiento. Tras la experiencia de los ODM que estaban dirigidos únicamente a los países en desarrollo, la comunidad internacional ha comprendido que se requiere el compromiso de todos los países si quiere conseguir el desarrollo sostenible, por lo que los ODS son universales.  Este concepto de universalidad se evidencia más claramente cuando entendemos que la mayoría de los temas abarcados por estos objetivos, traspasan las fronteras.

Los ODS no son jurídicamente obligatorios ni vinculantes para los gobiernos, ni para las empresas ni para la sociedad civil, pero sirven como guía para la dirección de la política internacional y local. Es asi que los países deben adoptarlos como propios y establecer políticas, planes y programas de desarrollo nacionales para el logro de los mismos. Las estrategias de desarrollo sostenible de cada país requerirán financiación y movilización de recursos.

En Bolivia, las iniciativas gubernamentales y empresariales respecto a los ODS son aún incipientes. No queda muy claro cómo el gobierno está intentando compatibilizar en sus propias estrategias, la implementación de la agenda global de los ODS, aunque “el Plan de Desarrollo Económico Social Para Vivir Bien 2016 – 2020 evidentemente aborda varios de estos objetivos”.[iii]

Respecto al sector privado en Bolivia, por ahora los ODS no están sirviendo de hoja de ruta para sus programas de Responsabilidad Social Empresarial. Existe expectativa que con el relanzamiento del Pacto Global por la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) que se llevó a cabo el pasado 12 de septiembre, más empresas y organizaciones adopten los diez principios básicos de responsabilidad social del Pacto y se comprometan con los nuevos ODS.  No obstante, es aún muy pronto para ver los resultados de esta iniciativa.

De acuerdo a un estudio reciente de Price Waterhouse Coopers, cuando una compañía se alinee con los ODS, contará con una visión más clara de cómo sus negocios pueden apoyar u obstruir a los gobiernos en alcanzar las metas y tendrá más posibilidades de consolidar su licencia para operar y diferenciarse de sus competidores. Por el contrario, aquellas empresas que no se conviertan en protagonistas de la consecución de los ODS, estarán más expuestas a mayores riesgos legales y reputacionales.[iv]

Consecuentemente, los retos en materia de desarrollo plantean desafíos no solo para los Estados, sino también para las empresas por su fuerza transformadora, por la influencia que tienen en el planeta y por la repercusión en el desarrollo sostenible.  Desde las grandes corporaciones hasta las medianas y  pequeñas empresas (PyMEs), pueden sumarse a este gran movimiento mundial y ser actores económicos claves en el desarrollo sostenible través de la innovación en nuevas tecnologías, productos y servicios. Negocios como ampliar el acceso a servicios básicos asequibles, facilitar la conectividad a internet, desarrollar tecnología de energías limpias, aumentar la productividad de las pequeñas granjas familiares o crear nuevas oportunidades de mercado para PyMES y pequeños emprendedores, ajustar sus prácticas comerciales, entre muchos otros, implican hacer frente a estos nuevos desafíos y cumplir un rol fundamental.

[i] Objetivos de Desarrollo del Milenio: Informe de 2015, Naciones Unidas, Nueva York, 2015 y Objetivos de Desarrollo del Milenio, Octavo Informe de Progreso 2015, Ministerio de Planificación del Desarrollo, Comité Interinstitucional Metas de Desarrollo del Milenio y UDAPE.

[ii] http://unstats.un.org/sdgs/indicators/database/?area=MDG_LDC

[iii] Entrevista a Javier Cortés, Director de Redes Locales para América Latina y el Caribe de las Oficina del Pacto Global en Nueva York,  realizada por INFORSE en Septiembre 2015.

[iv] Make it your business: Engaging with the Sustainable Development Goals, 2015, pwc.com/sdg


 

Cecilia Campero, es Socia de VALORARSE. www.valorarse.com.bo

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